La dejó sin libertad, inmersa en una ciega sumisión y temblorosa de falso amor.
Ella,
Cansada de lavar en agua fría,
sus manos quebradas tendían al sol
esperanzas reprimidas y
ropa mojada.
Vivía a la sombra de su almohada
acurrucando su frustración en un lecho dominante y amargo.
Con aroma a duro trabajo, a una esencia encarcelada
obedecía al puño oxidado que cada día venía a buscarla.
Canturreaba en silencio entre fogones
para que nadie notase nada,
confidencias en la noche a su fiel amiga la soledad,
juntas planeaban luchar pero su escasa fuerza
le hacía imposible el camino.
Seguía siendo peonza,
alguien la lanzaba y sólo paraba por falta de fuerza o por una patada.
Ella,
Un pequeño destello en su cara
suave carmín, rubor en las mejillas
y una fina línea en el ojo maquillaban su tristeza.
¡¡Algún día llegará!!
y con su media sonrisa,
su amiga la soledad y un gran lastre a sus espaldas
seguía lavando,
tendiendo al sol sus esperanzas
y secando la ropa mojada.