Hoy hemos despedido de la vida a una persona.
Una de esas personas que quizás pasan desapercibidas, una persona introvertida y solitaria.
Solitaria en una vida de rutinas, con un cierto orden en el desorden, con su propia percepción de la realidad. Acotado en su entorno y en su propia mente.
Una persona que a mi me llamó profundamente la atención.
Encontré en su interior un torbellino de emociones reprimidas, una bondad desmesurada, un tremendo corazón y un montón de aprendizajes de sus humildes reflexiones sobre la vida.
Transmitía tranquilad en sus gestos y en su conversación.
Acostumbrado a no juzgar a nadie, más bien vive y deja vivir, le aportaba su propia paz interior la cual, hacía que nunca estuviese enfadado ni sacase su ego a pasear.
Rico en valores, nunca olvidaré una frase de las suyas, la que siempre nos decía en tiempos difíciles, " no hay que temer "
Una frase que me repito muchos días
"difíciles"
Gracias por tu aportación y hasta siempre amigo.
Lo que siento lo escribo sin pensar, luego, pienso en lo que he escrito para ver cómo me siento.
viernes, 20 de octubre de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LLueve
¡Basta ya! Mi jaula de grillos me ansía, me ahoga miro a través de la ventana la fuerte lluvia salpica al cristal empañado, no veo co...
-
En estos días he recordado una situación muy curiosa que ocurrió hace ya unos cuantos años. Un verano, cuando mis hijas eran pequeñas,...
-
Su último día Quizás éste sea su último día y no le importe. El equipaje es ligero, su vida pesada. Recuerdos que fluyen, vienen y van...
-
Y sigue mendigando amor en aquel corazón apagado, buscando rescoldos de cariño sin hallarlos. Demasiado rencor en sus ojos, demasiada ir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario