jueves, 2 de noviembre de 2017

Mis paseos más importantes

Paseos cortos o largos pero siempre con él .
Cada camino recorrido era un sinfín de emociones y sensaciones.
Según la posición del sol, el paisaje tenía brillos distintos.  Increíble poder apreciar desde los altos como el aire  movía las futuras mieses, aún verdosas, igual que el suave terciopelo,  que cambia su tonalidad al pasar la mano sobre él.
Ese olor a humedad  que desprendían las hojas caídas de los chopos, en otoño, después de la lluvia.  Un olor imposible de olvidar.
El sonido de nuestras pisadas sobre  los restos de carrasca que adornaban el camino hacia el Pinar.
Allí en el Pinar,  buscando piñas y musgo, como si fuesen tesoros escondidos que teníamos que descubrir y que una vez rescatados los poníamos en grandes cestas guardadas  a buen recaudo,  en el maletero de nuestro  coche.
Como  premio  a tan grande hazaña, unos ricos quesitos y algo de pan para reponer fuerzas antes de marchar.
 Las suelas de los zapatos impregnadas con  aromas de tomillo daban  al interior del pequeño vehículo un toque a naturaleza que a la vez ocultaba ese olor a nuevo que tenía ese fantástico R-5.
Ya en su interior, dispuestos a recorrer otro apasionante camino, esta vez sentados y escuchando sus autores preferidos, uno de ellos,  José Luis Perales, cuyas canciones podíamos tararear sin problemas  ya que eran  habituales.
Así eran los paseos con mi padre, en los que siempre  nos hacía  sentir importantes, y en los que nunca  queríamos  volver.
Esperando  otro domingo, esperando volver a oler esas mezclas maravillosas,  esperando a escuchar  sus historias  y sus percepciones, y como no,   escuchando su música  favorita  dentro de aquél  maravilloso coche dónde  todos éramos  importantes.

Cancion de José Luis Perales.
https://youtu.be/nVwnkXrMH6Q


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