martes, 29 de octubre de 2024

LLueve

 

¡Basta ya!

Mi jaula de grillos me ansía, me ahoga

miro a través de la ventana

la fuerte lluvia salpica al cristal empañado,

no veo con claridad pero sé lo que me pide,

un corazón y un beso.

Gotitas que compiten por ser la más rápida

caen deprisa

unas se van, otras se pierden,

se juntan, lloran.

No veo con claridad

escucho los cánticos huecos de una tarde sorda, fría.

Mi cuerda de tender con pinzas de colores,

 mojadas

no quiero hacer nada, sólo mirar hacia

 adentro, 

Te extraño

deseo tu calor

tu recuerdo atenúa los sonidos

colorea el pálido gris.

Me acarician tus labios, estás aquí

nunca te has ido

cada tarde de lluvia, contigo, en tus brazos.


Cesó la luvia, el sol secó mi cuerda de tender

 y nuestras lágrimas. 





domingo, 22 de septiembre de 2024

DIABOLO, NUESTRO PERRITO

 En estos días he recordado una situación muy curiosa que ocurrió hace ya unos cuantos años.

Un verano, cuando mis hijas eran pequeñas, decidí irme con ellas de vacaciones. Habíamos pasado una mala temporada y nos merecíamos un tiempo juntas, sin trabajo, sin cole, simplemente desconectar, así que busqué un destino bastante familiar en la playa, donde admitían niños, además en mi caso, éramos ellas tres y yo de adulto,  no hubo ningún problema. Nos trasladamos en autobús, así que desde el primer momento ya fue una aventura. Maletas, mochilas, cargadas con algo de incertidumbre, pero llenas de ilusión y ganas de pasarlo bien. El resto de equipaje, más bien ligero, nada de móviles, ni otros aparatos electrónicos, ni siquiera juguetes.


El sitio estaba muy bien, un complejo turístico dedicado a familias, con una gran piscina en en el centro y un parque de juegos muy divertido, todo al lado de la playa. La habitación muy cómoda, y algo muy importante, había lavandería ya que una semana con tres niñas y tan poca ropa hubiera sido un poco dramático.

Una vez instaladas, realizamos un reconocimiento por todo el lugar y su entorno. Poco a poco fuimos adaptándonos. Echaban de menos los juguetes pero no fue un obstáculo. Unas cuantas piedras sirvieron para hacer una ciudad de unos muñecos imaginarios.

Al día siguiente, encontraron en la playa un palo unido a una cuerda, unos 40 centímetros de palo y algo más de cuerda. (Era de un juego llamado diabolo, que se había roto por la mitad) Y a partir de ahí desarrollaron su historia. Se inventaron que era su perrito salchicha, y lo llevaban tirando de la cuerda por todos los rincones.

Enseguida nos dimos a conocer. Por aquel entonces, una mujer joven, sola, con tres niñas pequeñas, no pasaba desapercibida. Las tres trataban a ese maravilloso palo, cual perrito amoroso y educado. Le hacían gestos, caricias, le daban de comer, lo bañaban en la piscina y en la playa, siempre venía con nosotras. Enseguida los demás niños entraron en el juego del perrito, y comenzaron a tratarlo como tal. En unos días, el resto de los adultos con los que conectamos bastante bien, trataban a ese objeto roto, sin ningún atractivo, como un perrito salchicha. Lo saludaban, incluso algún silbido para llamar la atención del animalito. Mis hijas estaban encantadas de que saludasen a su nueva mascota, y de que todo el mundo participase de ese fantástico juego. Llegamos al punto que había peleas entre los demás niños porque todos querían ese novedoso juguete. Una vez más se demostró que no hace falta gastarse mucho dinero en sofisticados juegos para poder jugar.

Siempre se destaca la gran imaginación que tienen los peques. Las mías en concreto eran verdaderas maestras. Se metieron tanto en el papel, que durante varios días, fueron capaces de involucrar no sólo a los niños como ellas, sino a los adultos que pasaban allí unos días de descanso.

Fue un juego muy divertido, transmitieron un gran entusiasmo y esa limpia inocencia y naturalidad hicieron que todo el mundo participase.

Creo recordar que cuando nos marchamos de allí, dejamos el perrito para que otros niños jugasen con él, aunque seguro que ya no era lo mismo.






martes, 25 de junio de 2024

SOÑE CONTIGO

 

Anoche llegaste a mi sueño

te vi pasar, no te quedaste,

tu olor impregnó mis sábanas

tu susurro habló en  silencio

te busqué, no estabas.

Quise entrar en tus grietas, 

limpiarlas con agua clara

estaban cubiertas de dudas, 

esperaban la libertad ansiada.

Desperté y allí estabas

rozaba mi piel con la tuya mientras te abrazaba,

tu cálida mirada

tus labios sin palabras

tus manos, mis manos, entrelazadas.

Lluvia que  moja mi cara,

no es de las lágrimas, es de tus besos,

que de las nubes escapan.

Nuestro mundo en una alcoba

sin minutos, sin horas

con caricias

dueños del tiempo y de la cama

te amo, me amas.


 

 

 

 


Mendiga de Amor

Y sigue mendigando amor
en aquel corazón apagado,
buscando rescoldos de cariño
sin hallarlos.
Demasiado rencor en sus ojos,
demasiada ira  en sus labios,
no encuentra consuelo
se perdió en los ocasos
y de tantas piedras lanzadas
están agrietadas  sus manos.
Mendiga de amor,
que busca rincones de complacencia
sin hallarlos,
mostrando su sonrisa de plástico
y su falsa mirada, sujeta con hilos de insatisfacción.
Se perdió aquél  amor,
se perdió en los ocasos
y en las piedras lanzadas
que ahora recoge cual caramelos esparcidos,
sin poder abarcarlos.
Café amargo en los amaneceres,
y con acidez en las palabras,
preparó sus puñales afilados.
Triste mendiga  de amor
triste sonrisa oculta
triste miedo a la soledad
envuelta en velos de orgullo.
No hay paz en su jardín,.
recoge frutos amargos
por plantar lacias semillas,
sin regarlas en verano
y en aquel corazón apagado
ni la llama logra encender
a pesar de mendigarlo.




miércoles, 5 de junio de 2024

CAFE SOLO O CONTIGO



 Dame una taza, la que pone esperanza,

la que tiene esos dibujos que definen tu mirada.

LLenarla con tus palabras, endulzar con tus besos

y remover para saborear el tiempo.

Aroma de deseo, de cerrar los ojos y

 respirar profundo para inhalar tu esencia.

Soplar con ternura, que suba a tu conciencia y la envuelva.

Contigo, sorbo a sorbo, que no se acabe,

que cada respirar huela a ti, siempre.




MADRE

 



LA PALABRA MADRE

La palabra madre, nunca está sola,

es grande, protectora, cuidadosa.

Sólo tiene cinco letras

una M de mecer los llantos que en la noche invaden la cuna,

M de miradas pacientes que dan consuelo al miedo y lo destruyen,

M de manos sanadoras, manos que acogen, tocan y besan,

M de mujer.

Una A de amor, único y verdadero, de ese que solo ella tiene,

A de acariciar los sentidos, angustia por la incertidumbre

y alegría a pesar de sus desvelos.

Una D por ser delicada, dulce como sus besos,

da sin recibir y desnuda su alma sin saberlo,

R de racional en su valentía,

Rabia cuando el dolor visita su casa y sabe poner su risa en cada paso en cada etapa.

Una E porque educa en su dominio con ternura, de esperanza porque da vida,

Cada momento lo vuelve especial.

Ella, entregada, encantadora,



La palabra MADRE es eterna.







CHARO GOMEZ GONZALVO



LLueve

  ¡Basta ya! Mi jaula de grillos me ansía, me ahoga miro a través de la ventana la fuerte lluvia salpica al cristal empañado, no veo co...