miércoles, 14 de diciembre de 2016

UN GRAN CHICO

Historia  de un gran muchacho
Conocí  al muchacho hace unos años.  Yo  necesitaba una persona  para trabajar  en  el albergue  y alguien lo puso en mi camino.  No tenía experiencia,  era muy joven pero ví en él sinceridad, muchas ganas de aprender  y de trabajar.  Así que con esa  actitud  decidí  contratarlo.   El chico había  vivido  los últimos  años en un centro de menores.  Cariño  familiar  muy poco, el cariño recibido había sido de  los tutores y compañeros.  Por su parte  buscaba independencia, poder vivir él  sólo. Poco a poco se fue haciendo un hueco aquí  entre nosotros.  Su escasa lucidez  para desarrollar  algunas actividades compensaba  el gran amor y el cariño que ponía  en todo,  incluso  con el trato a las personas.   Todos lo querían, se hizo  querer, no importaba su profesionalidad  importaba  todo lo que era capaz de transmitir  a las personas.  Algunas de ellas solitarias  y faltas  de cariño  igual que él.   Poco tiempo después,  empezó  a padecer ataques  epilépticos.  Era la primera  vez que le pasaba,  durante sus crisis aprendí  a atenderlo, incluso  aprendí a detectarlo antes de que le diesen.  Algunos sustos nos dió, ya  que en esos horribles  ataques,  sufrió  alguna caída con heridas  considerables.  Su crecimiento  siguió. Poco a poco aprendió  el oficio.  Poco a poco aprendí yo de él de su  dura infancia, de su dura adolescencia, de sus ganas de vivir y el deseo de superación.
Encontró al amor de su vida y se marchó.  Gran satisfacción  por mi parte.  Recuerdo con cariño su paso  por el albergue.  Cuatro años y una gran oportunidad. Una persona  que dejó una bonita huella. 

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